jueves, 23 de junio de 2011

DESCUBRIENDO A EVA.

       Acabo de caer. La he mirado y, de repente, he visto a una adolescente. ¿Cómo ha pasado?, ¿cuándo ha pasado?: ¡ si hace nada era una bebé pequeñita que se acomodaba feliz entre mis brazos ! ...

       No quiero que se dé cuenta y se pueda sentir incómoda, pero no puedo evitar observarla.

      Está seria y callada, como ausente... Pero no creo que esté triste. Aún recuerdo cuando yo tenía su edad, así que imagino que estará pensando en sus cosas o simplemente soñando.


     Ahora que me fijo, ha cambiado bastante: es como un gato -apenas se nota que está-, es más responsable, sus sonrisas son menos frecuentes y le preocupan otras cosas.
 









       No sé de qué hablar con ella. Siento que sea lo que sea lo que le diga, le parecerá aburrido o carente de interés.

       Es difícil: no puedo preguntarle por temas personales porque imagino que sentirá que quiero meterme en su vida y no encuentro puntos en común sobre los que podamos intercambiar impresiones de forma natural, hasta que se me ocurre preguntarle por lo que más le gusta desde hace años -la danza-. Empezó siendo una niñita y cada vez le gusta más.




















      Recuerdo que su madre me contó que sus profesores se quejaban de que era muy inteligente y muy trabajadora, pero que no había manera de que participase en clase.
Era por timidez... Sin embargo, cuando llegaba la hora de subirse a un escenario era pura resolución. Y daba el alma delante de un montón de gente.









































      Hace tres años su grupo de danza llegó a la final de los premios "Veo, veo". ¡ Nunca la he visto tan emocionada como cuando me lo contaba !. No podía dejar de moverse y las palabras brotaban alocadas de sus labios. Lo hicieron fenomenal a pesar de los nervios.


















































    Pero no ganaron. Yo no pude estar allí. Así que fue ella misma la que me contó cómo lloraban cuando Teresa Rabal anunció a los ganadores...

      ¡Vaya!. Me he perdido en mis pensamientos de tal forma que no me he dado cuenta de lo que pasaba a mi alrededor.
No está. Me dicen que la busque porque vamos a salir... La encuentro en el patio sentada en el suelo jugueteando con las amapolas y sigo viendo en ella a la niña alegre, espontánea y de risa fácil que siempre ha sido.

       Sin duda conserva esa esencia que siempre la ha definido. Es ella. Es Eva.

viernes, 3 de junio de 2011

LAS TRES EDADES DE LA MUJER. OTRA VISIÓN.

     Probablemente si digo "Gustav Klimt", inmediatamente a todo el mundo se le vaya la mente a su cuadro más famoso: "El beso". Sin embargo yo lo asocio a otro que me gusta mucho más: "Las tres edades de la mujer".


     Partiendo de la idea de Klimt, he meditado     sobre  el tema y , bueno,  mi visíón particular de cómo va cambiando la vida de la mujer en las distintas etapas de la vida ha quedado un poco diferente a la suya -los tiempos cambian, eso es innegable-.
     Por supuesto es una visión sesgada. Aquí intento reflejar a una mujer concreta: una mujer occidental que puede ejercer sus derechos desde que nace... cosa que, evidentemente no ocurre con todas las mujeres occidentales, pero ver cada caso, me supondría hacer miles de composiciones distintas.

    
  

          La verdad es que me enamoré del cuadro que yo creía que era "Las tres edades de la mujer". Esta imagen que se puede ver a la izquierda y que es la que te venden en las tiendas de cuadros si pides una reproducción de esta obra de Klimt; y que en realidad sólo es un fragmento de la misma. Una imagen realmente bonita y sobretodo tierna, que reconozco que tengo sobre mi mesa de trabajo, porque cuando la miro, siempre me hace sentir bien.





     Por ello mi sorpresa fue mayúscula cuando vi la totalidad del cuadro.
Lo que para mí era una de las escenas más dulces que un pintor había plasmado en un lienzo, se transformó en algo que me transmitía gran desasosiego. Proveniente de esa anciana, a la que no se le ve el rostro, posiblemente porque ella misma no se reconoce, y que parece transmitir su desconcierto porque, aunque su mente sigue estando activa, su cuerpo no le acompaña: se ha convertido en algo deforme y débil ...



    
    
     No sé si lo habré conseguido pero he tratado, mediante los gestos y la posición de cada fémina, expresar cómo creo que va evolucionando la vida de una mujer.

  

















     Unos pequeños apuntes para terminar: en el cuadro de Klimt, la niña y la joven adulta aparecen unidas, reflejando el hecho de que la principal misión de la mujer en aquella época era la maternidad y el cuidado de los hijos. Y éstos, y sobre todo las niñas, se formaban su visión del mundo en base a  aquello que sus madres les enseñaban.

     En la actualidad, aunque la figura materna sigue siendo indudablemente muy importante, l@s niñ@s ya no construyen su visión del mundo sólo a través de lo que les transmite la madre (y el padre, claro), sino que, ahora lo hacen a través de muchas influencias externas a ellos: las educadoras de la guardería y sus propios compañeritos, las cuidadoras que los llevan y recogen del cole, los abuelos que normalmente  se prestan a cuidarlos, y ¡cómo no!, la televisión, el cine y los juegos educativos, electrónicos, ...

      Por su parte, la joven adulta, ya no tiene una misión fundamental en la vida, impuesta por la sociedad. Ahora una mujer puede elegir lo que quiere ser y cómo quiere vivir su vida. Y no necesariamente la maternidad tiene por qué formar parte de sus planes. Ahora es una persona con capacidad de decisión y dueña de su futuro.

      Y la anciana, ¡esa sí que es libre para ser ella!, poque se llega a esa etapa de la vida en buen estado físico y mental y con todas las responsabilidades resueltas...

      Yo, a veces, de broma, comento que tengo ganas de que me llegue el momento de la jubilación para poder viajar, que es algo que deseo con toda mi alma y que ahora no puedo hacer; y también para poder pasar tiempo con los amig@s, y hacer todo aquello que me gusta y me llena como persona, porque tendré tiempo, a los niños criados, la hipoteca pagada, ... (¡Vamos!, que de mayor quiero ser del inserso...).

      Bromas aparte, es una ternura la parte del cuadro de Klimt que refleja la relación entre una madre y su niña, pero me alegro de que la vida de la mujer haya llegado al punto en el que está a día de hoy. Un mujer libre y persona ante todo.